miércoles, 4 de abril de 2012

EXPOSICION DE RIVERA EN EL MUSEO JOSÉ GUERRERO



Manuel Rivera es un artista granadino del siglo XX (Granada, 1928 - Madrid, 1995). Según nos estuvieron explicando, Rivera toca desde la abstracción en Europa y en Estados Unidos hasta el expresionismo.

En la primera parte de la exposición podíamos admirar sus primeras obras  (1946-1956). Paisajes como Lanjarón son obras más figurativas que las últimas que llegan a ser abstractas. Al mismo tiempo da paso a un dominio de juego de luces.

En el primer cuadro que vimos, se reflejaba el hermoso paisaje de Lanjarón. En esta obra Rivera quiere dar protagonismo al castillo que está en primer plano con claros oscuros. Es un paisaje  por lo tanto detallista y muy figurativo como antes he mencionado.

A continuación una segunda obra  de carácter arquitectónico nos muestra la aparición del expresionismo. Poco a poco el detalle no es tan importante y los colores se convierten en planos y las figuras se simplifican.

El tercer cuadro de esta sala nos recuerda bastante a las pinturas rupestres, ya que aparece en él un toro rojo. En este cuadro es interesante el tema del color (rojo) que hace que nos transmita varias cosas como el peligro, la sangre, etc.

Han pasado ya 7 años desde el primer cuadro y nos encontramos con un cambio de estilo y de paleta. Rivera sigue trabajando con el paisaje (tierra roja). Juega con los planos, los volúmenes, las líneas y las curvas. Intenta encontrar una forma  de expresarse de una forma real pero no naturalista.

En los siguientes cuadros (5,6,y 7) parece tener una atmósfera de una calle, como si hubiera edificios. Estos cuadros son ya abstractos o quizás figurativos ya que interpreta cosas de la realidad. Rivera da nombre de Albaicín a esta serie de cuadros.

Los cuadros 8,9 y 10 claramente ya son abstractos, es decir, sin representación ninguna de la realidad. Esta serie de cuadros hay que verlos más con sensaciones. En ellos hay un informalismo de composición, soporte, material, texturas, etc.

Más adelante subimos a una segunda sala donde nos da paso a un nuevo concepto de pintura. Rivera nos sorprende con nuevos materiales abandonando en cada una de estas obras la pintura. Ahora trabaja con el metal, el alambre y las mayas metálicas, dando paso a obras mucho más interesantes y dinámicas.

En esta sale se puede diferenciar tres grupos en función a sus obras:
1.     Huecos, profundidad y sombras.
2.     Compactos y no con tantos huecos.
3.     Soporte, encima la maya metálica y aparición de un color, el rojo.

Lo que Rivera hace en estas obras es construir el cuadro sobre los bordes o marcos de este, y partes con otras. El cuadro está separado  a cierta distancia de la pared para que el cuadro de alguna forma respire. Se puede jugar con la profundidad, dando lugar a sombras que salen del cuadro.
En el primer grupo, hay distintos planos de profundidad, a diferencia que los otros que es solo una maya metálica.

Una tercera sala se une a la anterior. Dos cuadros que están expuestos erróneamente. Se encuentran metidos en una especie de cajón donde las sombras casi no se ven.

La cuarta sala, un piso más arriba, las obras aparecen con distintos soportes, huecos y lienzos, madera y hierro y toques de color en los lienzos. Para mí una de las salas más interesantes. Aquí comienza una bidimensionalidad y tridimensionalidad en la obra dando un efecto vibrante.
La superposición de los trozos de mayas hace que aparezcan más opacas. Y las telas recuerdan a las telas de araña, nidos, etc., y por lo tanto tienen un sentido orgánico sin serlo.

El formato cambia de tamaño. Aunque todos los cuadros de esta sala reciben el mismo título “Metamorfosis”, tienen subtítulos como Oráculo, Espejos, etc.

La quinta sala y última, pertenece a las obras de José Guerrero, (Granada, 1914 - Barcelona, 23 de diciembre de 1991) tiene cuadros figurativos y de colores estridentes y llamativos y más adelante cuadros abstractos.

En el primer cuadro donde se ve reflejado un entierro, parece estar partido en cuatro partes. En el cielo dos figuras extrañas, una redonda podría ser la Luna o el Sol pero debido a su color rojo, verde y azul no lo vemos claro. La otra figura, parece una especie de pájaro o fénix que podría tener relación con la encarnación, ya que el fénix renace de sus cenizas. Unas mujeres de luto delante de una pared contemplan el cadáver tendido en el suelo.

El segundo cuadro, también figurativo y paisajístico, es de un atardecer de Roma, donde se puede ver toda la ciudad desde el balcón. La forma de pintar es a cachos o partes, es decir, a planos.
Matisse es una influencia para José Guerrero observando sus obras.

El siguiente cuadro llama la atención por su color amarillo. Los grises y el color violeta parecen suavizar los tonos al lado del amarillo. Una mancha negra fluye en el centro del cuadro hacia fuera.